Mi perspectiva sobre el uso del día del Señor y a la congregación de su iglesia, es que este tiempo es sagrado y debe ser utilizado para la adoración y la enseñanza de las Escrituras. La celebración de tradiciones comerciales o del mundo como lo es San Valentín no tiene un propósito directo para la gloria de Dios y, por lo tanto, no debería de ocupar en ningún momento el espacio ni el tiempo que Dios ha dispuesto para su gloria y adoración. Muchos han olvidado que es un mandato y es un tiempo sagrado “Acuérdate del día de reposo para santificarlo” Éxodo 20:8
El propósito principal de la congregación de la iglesia (personas) es para la edificación espiritual de los creyentes y la predicación del evangelio a los no creyentes. La celebración de San Valentín no tiene relación directa con la fe cristiana ni con el objetivo principal de la iglesia. En cambio, la celebración de un día festivo secular como San Valentín a menudo se asocia con la promoción de valores seculares y materialistas, en lugar de valores bíblicos. Como cristianos, debemos ser cuidadosos de no mezclar las verdades de la fe con las tradiciones y prácticas seculares que no contribuyen a nuestro crecimiento espiritual.
La palabra de Dios hace un recordatorio a la iglesia y dice en 1 Corintios 10:31, "Así que, ya comáis o bebáis, o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”. Como cristianos, debemos buscar hacer todo para la gloria de Dios, en especial en la forma en que usamos nuestro tiempo y recursos en forma individual y en el hogar, ¿cuánto más en la iglesia.? Por lo que, como se puede inferir, las celebraciones como la de San Valentín no tiene un propósito directo para la gloria de Dios, sino que puede distraer de ella y lo que significa el verdadero sentido del amor entre cónyuges y hermanos de las congregaciones.
Otro texto relevante es Romanos 12:2, que nos llama a no conformarnos a este mundo, sino a renovar nuestras mentes en la verdad de Dios. Las celebraciones como la de San Valentín son una forma más de enseñarles erróneamente a los creyentes que hay que conformarse al mundo y no renovar nuestras mentes en la verdad de Dios. Es más hay quienes dicen que hay que disfrutarlas. Como cristianos, debemos buscar vivir según los valores de Dios en todas las áreas de nuestras vidas, incluyendo cómo celebramos y usamos el tiempo en la iglesia.
Además, el uso del pulpito y el templo para celebraciones seculares envía un mensaje confuso a los miembros de la iglesia, más aún en los más nuevos en la fe, y a la comunidad en general. La iglesia debe ser un lugar donde se proclama el evangelio y se enseña la verdad de las Escrituras. Si se utiliza el pulpito y el templo para celebraciones seculares, puede dar la impresión de que la iglesia está más preocupada por complacer a la cultura que por proclamar la verdad de Dios.
Por lo tanto, todos estamos llamados ser cuidadosos de no mezclar la verdad de las Escrituras con las tradiciones y prácticas seculares. Debemos buscar, enseñar y predicar la verdad de Dios de una manera que sea relevante y significativa para nuestra cultura, pero sin comprometer la verdad de las Escrituras.
En lugar de celebrar tiempos que no edifican bíblicamente a la congregación, como lo es San Valentín, podemos buscar formas más significativas de usar nuestro tiempo y recursos para la gloria de Dios. Podemos emplear nuestro tiempo para enseñar las verdades de las Escrituras y promover la unidad en la iglesia. También podemos utilizar nuestros recursos para ayudar a aquellos que están necesitados en nuestra comunidad.
En consecuencia, a lo antes dicho es importante que recordemos que nuestra lealtad es a Dios y a Su Palabra, no al mundo. Como cristianos, debemos ser conscientes de cómo nuestras acciones y nuestras celebraciones pueden ser interpretadas por otros, y debemos esforzarnos por mantener nuestra integridad y nuestra fidelidad a Dios en todo momento.
Además, es fundamental recordar que la celebración de festividades del mundo puede ser ofensiva para algunos miembros de la iglesia. Algunos pueden sentirse incómodos con la celebración de festividades que no tienen una conexión directa con la fe cristiana. Debemos ser sensibles a las necesidades y preocupaciones en los tiempos difíciles que hoy atravesamos, sin mencionar que no se piensa en aquellos que están atravesando situaciones complejas de índole sentimental. De allí que debemos de recordarnos todos y preguntarnos también si ¿estamos siendo más impactados por la Palabra de Dios o por el pragmatismo religioso que se ofrece hoy?
Siendo el sincretismo una práctica normal, pregunto yo ¿esa es la iglesia que Cristo viene a buscar? ¿Una iglesia que ha olvidado adorar a su novio y ha desviado sus ojos al mundo? Estoy firmemente convencido que necesitamos volver a celebrar el amor, pero en verdad ese primer amor que demanda Apocalipsis 2:4-5
Dios les bendiga.
Cristian Peña V
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