Hablar sobre el infierno, el pecado, arrepentimiento y el castigo eterno es la mejor manera de decirle " te amo" a nuestro prójimo.
¿Por qué?
Porque el pecado es serio. El pecado es una ofensa contra Dios y tiene consecuencias terribles (Romanos 6:23).
Porque el castigo eterno es justo. Dios es un Dios justo y santo, y su justicia requiere que los pecadores sean castigados por sus pecados (2 Tesalonicenses 1:8-9).
Hoy en día, es muy impopular hablar de estas doctrinas. Algunas personas creen que es cruel y desalentador hablar del infierno con las personas que están en pecado. Sin embargo, el verdadero amor al prójimo nos lleva a advertirles del peligro del infierno y a ofrecerles la salvación que solo Cristo puede ofrecer.
Sí, dejamos de hablar del infierno,
Estamos dejando de advertir a las personas del peligro que corren.
Estamos dando a las personas la impresión de que sus pecados no son tan graves.
Estamos contribuyendo a que las personas se distancien de la iglesia en el sentido de la comunidad cristiana universal. Aunque puedan asistir a una iglesia local, es posible que no formen parte verdaderamente de la Iglesia de Cristo debido a la falta de comprensión de las doctrinas esenciales del arrepentimiento, el pecado y el infierno. Estos fundamentos son cruciales para apreciar plenamente el sacrificio de Cristo y comprender la magnitud de la salvación que se ofrece por gracia. La falta de conocimiento a menudo conduce a que muchas personas oren a un dios que no es el Dios de la Biblia, sino más bien a un dios que solo se busca por bendiciones materiales en el presente.
El Pastor Henry Tolopilo dijo:
¨ La diferencia entre los creyentes genuinos y los profesantes, es que los profesantes ocultan sus pecados, los maquillan, les cambian de nombre; pero el creyente genuino los confiesa y vive piadosamente delante de Dios. ¨
Es debido a esto que el amor genuino al prójimo nos lleva a hablar de la verdad, incluso cuando es una verdad difícil de escuchar. Si queremos amar a nuestro prójimo, debemos hablarles del infierno y de la salvación que solo Cristo puede ofrecer.
Por lo tanto, el amor genuino al prójimo nos debe de impulsar a proclamar la verdad, incluso cuando es difícil de escuchar. Si respaldas esta afirmación, comparte esta realidad de alcance eterno con tus amigos y familiares. Puedes contribuir a que las personas comprendan la importancia de la salvación y se alejen del pecado.
Cristian Peña V.
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