Introducción
El relato del Día de Pentecostés registrado en Hechos 2:1-13 es un evento fundacional en la historia de la iglesia cristiana. Después de la ascensión de Jesús, los discípulos esperaban obedientemente en Jerusalén la venida del Espíritu Santo prometido por el Señor (Hechos 1:4-5, 8). En el día de la festividad judía de Pentecostés, el Espíritu descendió sobre ellos de una manera extraordinaria, marcando el nacimiento de la iglesia neotestamentaria y su comisión de llevar el evangelio "hasta lo último de la tierra".
I El derramamiento del Espíritu Santo
a) El cumplimiento de la promesa de Jesús (Hechos 1:5, 8)
Jesús había prometido a sus discípulos que serían "bautizados con el Espíritu Santo" (Hechos 1:5) y que recibirían "poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo" (Hechos 1:8) para ser sus testigos. Este prometido derramamiento del Espíritu se cumplió en Pentecostés.
b) La señal audible del viento recio (Hechos 2:2)
La venida del Espíritu estuvo acompañada por un "estruendo del cielo como de un viento recio" (Hechos 2:2), una señal audible milagrosa que presagiaba la poderosa obra del Espíritu que estaba por venir.
c) Las lenguas repartidas como de fuego (Hechos 2:3)
Además del sonido como de viento, hubo una manifestación visible cuando "se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos" (Hechos 2:3). Este símbolo de lenguas de fuego representaba el bautismo purificador y energizante del Espíritu.
II El don de lenguas
a) Hablar en otras lenguas (Hechos 2:4)
Un milagro notable ocurrió cuando los discípulos "fueron todos llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas" (Hechos 2:4). Este don sobrenatural de lenguas les permitiría proclamar el evangelio a personas de diversas naciones.
b) La diversidad de naciones representadas (Hechos 2:9-11)
Entre la multitud reunida en Jerusalén había "varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo" (Hechos 2:5), incluyendo partos, medos, elamitas, residentes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, las regiones de Libia, Cirene, visitantes romanos, cretenses y árabes (Hechos 2:9-11). Esta amplia diversidad de personas preparó el escenario para que el mensaje del evangelio fuera escuchado.
c) La capacidad sobrenatural para proclamar las grandezas de Dios (Hechos 2:11)
A través del don de lenguas, los discípulos podían declarar "en nuestras propias lenguas las maravillas de Dios" (Hechos 2:11). Este milagro lingüístico les permitiría compartir el mensaje de salvación de una manera que todos pudieran entender.
d) El significado de las lenguas de fuego
Las “lenguas repartidas, como de fuego" (Hechos 2:3) que se posaron sobre los discípulos son un símbolo rico en significado teológico. Representan la purificación del pecado por el Espíritu Santo, así como su poder santificador en la vida del creyente (Mateo 3:11).
2) Simbolizan el fuego del juicio divino que los creyentes están llamados a proclamar (2 Tesalonicenses 1:8).
3) Prefiguran la unción del Espíritu sobre los discípulos para ser "antorchas ardientes" que lleven la luz del evangelio a un mundo en tinieblas (Hechos 13:47).
4) Anticipan la obra del Espíritu como "fuego consumidor" que refina y purifica a la iglesia de toda mancha (Malaquías 3:2-3).
El don de lenguas y las lenguas de fuego son poderosos símbolos de la investidura del Espíritu Santo sobre la iglesia primitiva, capacitándola para cumplir su misión de proclamar el evangelio a todas las naciones.
III La reacción de la multitud
a) La confusión y asombro (Hechos 2:6-7)
Cuando la multitud oyó a los discípulos hablando en sus propias lenguas, "se reunió la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua" (Hechos 2:6). Este hecho extraordinario los dejó "atónitos y maravillados" (Hechos 2:7).
b) La acusación de embriaguez (Hechos 2:13)
Algunos en la multitud, incapaces de comprender lo que estaba sucediendo, acusaron despectivamente a los discípulos diciendo: "Están llenos de mosto" (Hechos 2:13), insinuando que estaban borrachos.
c) La preparación para el sermón de Pedro (Hechos 2:14)
A pesar de la incredulidad de algunos, este milagroso acontecimiento abrió la puerta para que Pedro se dirija a la multitud y predique el primer gran sermón del cristianismo, explicando el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento y la venida del Mesías prometido (Hechos 2:14-36).
Conclusión
El relato de Pentecostés en Hechos 2:1-13 marca un punto de inflexión decisivo en la historia de la redención. El derramamiento del Espíritu Santo y el don milagroso de lenguas capacitaron a los discípulos para proclamar el evangelio a todas las naciones. Este evento cumplió la promesa de Jesús y allanó el camino para la expansión del cristianismo fuera de Judea y Samaria. Más que un simple acontecimiento histórico, Pentecostés es una poderosa demostración de la obra continua del Espíritu Santo en la iglesia y su provisión sobrenatural para la proclamación mundial del mensaje de salvación en Jesucristo.
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